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Esta investigación fue dictaminada por pares académicos. Marcela Ruiz NombreReyes de autor Coordinadora Nombre de autor Autores Universidad Autónoma de Baja California Dr. Daniel Octavio Valdez Delgadillo Rector Dr. Edgar Ismael Alarcón Meza Secretario General Dra. Mónica Lacavex Berumen Vicerrectora Campus Ensenada Dra. Gisela Montero Alpírez Vicerrector Campus Mexicali Dra. María Eugenia Pérez Morales Vicerrectora Campus Tijuana Dr. Rodolfo Martín Gómez Castellanos Director de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas Multiculturalismo Multiculturalismo e integración: la migración e integración: La haitiana en bajahaitiana california migración en Baja California ÍNDICE Introducción ……………………………………………………………….. 7 Capítulo 1 Integrapp: Integración haitiana en Baja California, entre la migración y el cross-cultural understanding Fernando David Márquez Duarte ……………………………………………………………….. 15 Capítulo 2 Clases de idiomas con migrantes haitianos: tránsito entre la etnografía y la educación popular María del Carmen Valenzuela Guerrero ……………………………………………………………….. 51 Capítulo 3 Distinción, racialización y elogio. Elementos para pensar la incorporación cultural de la comunidad haitiana en el espacio social tijuanense Roberto Castro-Miranda ……………………………………………………………...… 89 ISBN: 978-607-607-625-5 Diseño de portada, edición y formación: Darlen Alejandra Aguilar Guerrero. Fotografías: Alfonso Caraveo, Liliana Falcón y Araceli Almaraz. Capítulo 4 El camino hacia la integración de los migrantes haitianos en Mexicali Kenia María Ramírez Meda ………………………………………………………………. 133 Capítulo 5 Integración económica. Dimensiones y Redes Sociales de la Comunidad Haitiana en Tijuana (2016-2018) Araceli Almaraz Alvarado ……………………………………………………………..... 185 INTRODUCCIÓN La presente obra titulada Multiculturalismo e integración: la migración haitiana en Baja California, se constituye como un esfuerzo sistematizado de abonar al conocimiento teórico y práctico sobre la migración haitiana en Baja California (B.C.), específicamente en las ciudades de Mexicali y Tijuana, ciudades que recibieron la mayoría de los migrantes haitianos en B.C. En este libro se presentan cinco capítulos que abordan el tema de la coyuntura de la migración haitiana en la región desde diferentes aristas y perspectivas, con la característica de ser complementarios unos con otros, siguiendo un hilo conductual sobre las experiencias teóricas y prácticas de los autores. Vale la pena resaltar que todos los autores han realizado un importante trabajo de campo con la comunidad de migrantes haitianos en B.C., por lo que los trabajos tienen un valor especial. Por otro lado, es imperativo mencionar que varios de los capítulos de esta obra son resultado de la participación del proyecto de investigación de Archivo Oral de Migración (AOM), de El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), realizado entre 2016 y 2017. El primer capítulo titulado Integrapp: Experiencias de investigación-acción en Baja California, entre la migración y el cross-cultural understanding del Mto. Fernando David Márquez Duarte, analiza el tema de la 7 M U LT I C U LT U R A L I S M O E I N T E G R A C I Ó N : LA MIGRACIÓN HAITIANA EN BAJA CALIFORNIA INTRODUCCIÓN integración haitiana con un enfoque práctico, como resultado del proyecto de investigación antes mencionado. En este capítulo se presentan las experiencias de la transición de un proyecto de investigación puramente académico hacia un proyecto de intervención social con los migrantes haitianos, reflexionando sobre el caso de la propuesta de innovación social denominada Integrapp, que se trató de una propuesta de aplicación de teléfonos inteligentes para la integración en diferentes dimensiones de los migrantes haitianos en B.C. Más allá de la experiencia de esta propuesta, en el capítulo se aborda un análisis sobre la importancia de que los proyectos de investigación se transformen en proyectos de intervención y visibilización de las situaciones y crisis sociales que se viven en la comunidad, sobre todo en la coyuntura en la que vivimos, donde es crucial fomentar el cross-cultural understanding y la ciudadanía global, para fomentar individuos empáticos, disminuyendo el racismo y la xenofobia. Este capítulo es un acercamiento de experiencias de un proyecto de intervención, basado en fundamentos teóricos sobre la integración de los migrantes haitianos en B.C. teórico de la etnografía y la educación popular, para posteriormente presentar las experiencias del caso de la intervención realizada con los migrantes haitianos con una breve descripción de antecedentes de la migración haitiana en la región, concluyendo con el análisis de las clases de idiomas (inglés y español) impartidas a un grupo de haitianos. Vale la pena resaltar que este capítulo se deriva de la investigación resultante del proyecto de investigación antes mencionado. Este segundo capítulo sigue la línea de análisis de experiencias sobre un proyecto de intervención derivado de un proyecto de investigación, sostenido en una base teórico y contextual sobre la situación abordada en este libro: la migración e integración de migrantes haitianos en B.C. El segundo capítulo titulado Clases de idiomas con migrantes haitianos: tránsito entre la etnografía y la educación popular de la Mta. Maria del Carmen Valenzuela, presenta un análisis etnográfico del proyecto de intervención social realizado con migrantes haitianos en Tijuana, B.C., realizando en primer paso un análisis 8 El tercer capítulo de esta obra se titula Distinción, racialización y elogio. Elementos para pensar la incorporación cultural de la comunidad haitiana en el espacio social tijuanense. Este capítulo de autoría del Mto. Roberto Castro presenta una discusión teórica minuciosa sobre lo que es e implica el racismo, el espacio social, las relaciones sociales, la apertura y la reacción ante la otredad. Posteriormente se hace una recapitulación histórica de la construcción social del espacio tijuanense y de la idea de raza y el racismo en México, entrelazando argumentos e indicios de las características del espacio social tijuanense que facilitan, pero sobre todo que dificultan la integración social de los mirantes haitianos en esta ciudad. Este capítulo es un vínculo entre las 9 M U LT I C U LT U R A L I S M O E I N T E G R A C I Ó N : LA MIGRACIÓN HAITIANA EN BAJA CALIFORNIA INTRODUCCIÓN experiencias relatadas en los dos capítulos anteriores con un análisis teórico, con tinte epistemológico sobre qué se puede considerar raza, racismo e integración, por lo que es un complemento del hilo conductual que se sigue en este libro. Este capítulo también se deriva del proyecto de investigación antes mencionado. concreta de los haitianos en Mexicali, presentando un caso complementario al de los capítulos anteriores, al ser las dos ciudades más importantes y con mayor presencia de migrantes haitianos de B.C. El penúltimo y cuarto capítulo de este libro es titulado El camino hacia la integración de los migrantes haitianos en Mexicali. El capítulo escrito por la Dra. Kenia Ramírez Meda hace un análisis interesante sobre la integración de haitianos, especialmente en Mexicali, B.C. Se comienza el capítulo con un análisis de los antecedentes del flujo migratorio de haitianos a México y a B.C., para posteriormente presentar un análisis de la situación de los migrantes haitianos que han llegado a Mexicali, especialmente en el tema de integración y derechos humanos. Una segunda parte del capítulo presenta un análisis conceptual sobre lo que se considera integración de migrantes, así se presenta una caracterización de esta integración en Mexicali mediante el uso de metodologías sistematizadas. Posteriormente se realiza una descripción de actores en este proceso de integración en Mexicali, para analizar con base en indicadores definidos cómo ha sido esta integración en las dimensiones laboral, económica, político/social y cultural desde que llegaron estos migrantes. Este capítulo sigue con el hilo conductual sobre integración, aplicando enfoques conceptuales y metodológicos para analizar la integración de manera más 10 El último capítulo titulado Integración económica. Dimensiones y Redes Sociales de la Comunidad Haitiana en Tijuana (2016-2018), de autoría de la Dra. Araceli Almaraz Alvarado, presenta un análisis de la dimensión económica de la integración de los migrantes haitianos en Tijuana, B.C. Se utiliza el enfoque teórico de redes sociales para realizar este análisis, comprendiendo tres dimensiones: la espacial, los momentos de arribo y las trayectorias laborales y de emprendimiento, haciendo una distinción entre el primer grupo/oleada de migrantes haitianos y el segundo en cuanto a su integración económica, en el escenario laboral tijuanense. Se comienza con una contextualización del flujo migratorio de haitianos en Tijuana. Posteriormente se analizan las dimensiones que se mencionan, por medio del enfoque de redes sociales; esto es posible mediante testimonios orales de migrantes haitianos en Tijuana. Este capítulo también es resultado del proyecto de investigación mencionado (AOM) que fue coordinado por la autora. Es claro que este capítulo sigue el hilo conductual del libro, analizando específicamente la dimensión económica de la integración de estos migrantes, complementando los capítulos anteriores que hablan sobre la integración social y cultural en Tijuana, así como la integración en Mexicali. 11 M U LT I C U LT U R A L I S M O E I N T E G R A C I Ó N : LA MIGRACIÓN HAITIANA EN BAJA CALIFORNIA INTRODUCCIÓN Esta obra es un acercamiento académico que no solo consiste en investigaciones desde un cubículo o investigaciones enteramente de gabinete. Los trabajos presentados contienen una vertiente importante de trabajo de campo realizado en Mexicali y Tijuana, ciudades más importantes de B.C. y tradicionalmente receptoras de migrantes, incluyendo haitianos. su vez generan odio y en casos extremos pueden llegar a conflictos sociales. Estas reacciones racistas se han estado manifestando en los últimos meses en B.C. contra los migrantes que llegaron a México en la caravana, en su mayoría hondureños y salvadoreños. El tema de esta obra constituye un fenómeno que ha tenido implicaciones sociales, económicas, políticas y culturales en B.C. desde la llegada de los primeros migrantes haitianos a la región. Los autores que colaboran en esta obra, gracias al acercamiento con la comunidad de haitianos por medio de trabajo de campo, plasman en los capítulos sus impresiones y experiencias con los migrantes haitianos con la conciencia de visibilizar lo respectivo al proceso de integración de los haitianos en la región, que continúa hasta la fecha, así como de tomar acción en pro de una mejor integración de este grupo, que beneficie a los migrantes, así como a la comunidad que los recibe. Es necesario una mayor vinculación entre la academia y las situaciones sociales, con miras de que con las investigaciones se puedan lograr, o por lo menos, intentar lograr cambios para la mejora de la sociedad; por esto, la presente obra además de ser valiosa por su aportación al conocimiento, es valiosa también por las experiencias de intervención realizadas en pro de la sociedad. Fernando David Márquez Duarte En la coyuntura presente, el analizar la integración, el plasmar experiencias de proyectos de intervención y el proponer estrategias en el tema, se ha tornado necesario. Las reacciones ante la otredad, ante lo extranjero, ante lo desconocido van desde la aceptación hasta el rechazo, y esta última actitud genera una serie de problemas y consecuencias negativas, sobre todo en el ámbito social y político, generando posturas racistas y xenofóbicas, que a 12 13 CAPÍTULO 3 DISTINCIÓN, RACIALIZACIÓN Y ELOGIO. ELEMENTOS PARA PENSAR LA INCORPORACIÓN CULTURAL DE LA COMUNIDAD HAITIANA EN EL ESPACIO SOCIAL TIJUANENSE. Roberto Castro-Miranda2 RESUMEN En el presente capítulo se propone un aparato analítico que puede servir para el estudio de la incorporación social y cultural de migrantes haitianos en lo que llamo espacio social tijuanense. El objeto específico en torno al cual se expone esta propuesta es la distinción social a partir de principios raciales. Para esto, se recurre, fundamentalmente, a la perspectiva teórica-epistemológica desarrollada por Pierre Bourdieu, a la vez que se articulan reflexiones teóricas de otros autores. Se sugiere, en un primer tiempo, que los migrantes haitianos no han podido incorporarse al espacio social tijuanense en términos de igualdad, debido a que existen estructuras objetivas y simbólicas que comportan y mantienen un sistema de clasificación sustentado en principios raciales, mismo que condiciona la definición de posiciones sociales de los 2 Maestro en Estudios Culturales por parte del Colegio de la Frontera Norte e integrante del programa Archivo Oral de Migración, dirigido por la Doctora Araceli Almaraz y llevado a cabo entre los meses de septiembre de 2016 y febrero del 2017, como iniciativa del Colegio de la Frontera Norte. 89 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E individuos que en él participan. En un segundo tiempo, se sugiere que las muestras de “apertura” y “tolerancia” hacia los migrantes haitianos, expresadas por la sociedad tijuanense, retribuyen cierto capital simbólico a los individuos, grupos e instituciones que las hacen explícitas, al mismo tiempo que participan en la reproducción y ocultamiento de la desigualdad social que afecta a estos migrantes. identificar, en sus revisiones socio-históricas, las formas particulares en las que se ha sustentado la distinción entre individuos y grupos a partir de principios biológicos, hereditarios, geográficos, climatológicos, y, más recientemente, en aspectos culturales. Tanto los procesos históricos, como los cambios de paradigmas de razonamiento han ocasionado que, en ciertos tiempos y espacios geopolíticos, estos discursos racializantes sean más explícitos que en otros, sin que el principio distintivo que les ha dado origen deje de surtir efecto. Así, el sangriento proceso de la Segunda Guerra Mundial ha representado el último gran parteaguas que ha derivado en la negación y ocultamiento de raza como concepto diferenciador. Sin embargo, el esfuerzo por mandar al olvido la palabra raza y el temor de adquirir el calificativo “racista”, no ha logrado que los mismos individuos y grupos que siempre han sido desfavorecidos y menospreciados continuen experimentando el mismo tipo de trato en el mundo social, como ya lo ha señalado Wade (2014). Palabras clave: estructuralista-constructivista, distinción, raza, elogio, relacional, relativo. Denunciadas, condenadas, estigmatizadas, las pasiones mortales de todos los racismos (de etnia, sexo o clase) se perpetúan porque están insertas en los cuerpos en forma de disposiciones y también porque la relación de dominación de la que son fruto se perpetúa en la objetividad y refuerza continuamente la propensión a aceptarla que, salvo ruptura crítica (la que lleva a cabo el nacionalismo “reactivo” de los pueblos dominados, por ejemplo), es tan fuerte entre los dominados como entre los dominantes. (Bourdieu, 1999: 238) El racismo ha sobrevivido a toda política cultural, a todo cambio ideológico, a toda guerra mundial y a toda pretensión de inclusión e integración; esto puede concluirse al revisar el trabajo de algunos autores que han estudiado este tema (Moreno, 2016, 2015, 2010; Wade, 2014; Arias y Restrepo, 2010; Kretsedemas, 2008; Hoffmann, 2008). Estos mismos autores han podido 90 Si el racismo continúa operando en el mundo social3 y, por lo tanto, afecta de manera directa -aunque no siempre 3 Tanto la noción de mundo social, como las de espacio social y campo, corresponden a diferentes dimensiones analíticas de aquello que Pierre Bourdieu (1997) describe como un “espacio de relaciones” entre individuos y/o grupos, es decir, el lugar –abstracto– donde sucede lo social. Más adelante desarrollo de manera más amplia estas nociones. Por lo pronto conviene tener en cuenta que cada “espacio de relaciones” comporta un funcionamiento, lógica y reglas que le son específicas y estos son instituidos históricamente (ídem). 91 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E evidente- la organización del mismo, además de seguir abonando al mantenimiento de las desigualdades entre individuos y grupos, lo que corresponde al analista de lo social y cultural es develar las maneras cada vez más complejas a través de las cuales éste persiste. De los textos especializados citados en el párrafo anterior hemos aprendido que, con el concepto de raza, no se ha referido a lo mismo durante la época colonial, durante los siglos XIX y XX, así como tampoco debemos asumir que se alude a lo mismo en el presente siglo. De la misma manera, cada vez somos más conscientes de que, aun coexistiendo en la misma temporalidad, una noción no representa lo mismo en un espacio social que en otro; como tampoco lo hace para un individuo ubicado en una dimensión de un espacio social concreto, que paro otro individuo ubicado en otra posición de ese mismo espacio social. concreto tienen el mismo tipo de acceso a la reflexión y al cuestionamiento crítico que permita “deconstruir” las estructuras simbólicas que las mantienen, lo cual, en realidad, continua siendo un privilegio para ciertas clases. En ese sentido, y considerando el estado actual de la reflexión socio-cultural, se vuelve cada vez menos pertinente evitar el cuestionamiento de aquellos discursos sociales, políticos, religiosos e incluso científicos que reivindican un eventual carácter “abierto”, “diverso”, “inclusivo”, “cosmopolita” o “multicultural” por parte de una “sociedad” o “población”, toda vez que, estas caracterizaciones terminan reduciendo y ocultando problemas serios de diferenciación social, a la vez que dichos atributos son mostrados como algo generalizado y homogéneo, asumiendo implícitamente que todos los individuos y grupos que participan en un espacio social 92 Siguiendo una perspectiva bourdiana, considero que, además del profundo y amplio trabajo socio-histórico realizado por autores como los citados en el primer párrafo, quienes han estudiado los procesos de construcción y re-construcción social de los significados comportados por distinciones raciales, se vuelve cada vez más necesario evidenciar los mecanismos y principios estructurales que mantienen la desigualdad entre individuos y grupos a pesar de las múltiples denuncias emitidas desde la academia, así como desde las instituciones de la sociedad civil. De ahí que, con este capítulo, busco exponer una propuesta de orden teórico, en la cual retomo la perspectiva epistemológica y propuesta teórica desarrolladas por Pierre Bourdieu, la cual permite entender los fenómenos sociales en términos estructurales e históricos, así como posibilita la identificación y comprensión de los mecanismos por los cuales se producen y reproducen las desigualdades sociales. Esto, sin dejar de articular planteamientos teóricos presentados por otros autores, principalmente algunos que han realizado estudios entorno a la desigualdad social fundamentada en principios raciales, tanto en México, como en otros países de Latinoamerica. La idea de esta propuesta ha surgido ante la necesidad de analizar, de forma estructural y crítica, la incorporación social y 93 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E cultural de los individuos haitianos en la ciudad de Tijuana. Por lo cual, en un primero momento, expongo brevemente -dado que ya es abordado en otros capítulos de este libro- este fenómeno social. estadounidenses, derivados del triunfo electoral de Donald Trump, afectaron la recepción de solicitudes para asilo político y muchos haitianos que cruzaron en esta coyuntura fueron deportados a su país natal (ídem). Ante ese nuevo panorama, aproximadamente 3400 de estos migrantes han decidido quedarse en territorio bajacaliforniano, siendo la ciudad de Tijuana la que han privilegiado para refugiarse, según los datos obtenidos por la CNDH y el Colef hasta abril de 2017 (ídem). LLEGADA DE MIGRANTES HAITIANOS TIJUANA Y REACCIÓN ACADÉMICA A A lo largo de la segunda mitad del año 2016, la ciudad de Tijuana experimentó la llegada multitudinaria de migrantes haitianos -principalmente-, según se ha documentado en los informes ofrecidos por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en conjunto con El Colegio de la Frontera Norte (Colef) (Albicker, Félix, París, Pérez y Velasco, 2017; París, 2018). La investigación hecha desde estas instituciones ha permitido conocer que, entre la segunda mitad del año 2016 y primeros meses del 2017, entraron cerca de 18 mil migrantes haitianos al territorio mexicano, por diferentes puntos de la frontera sur. Una vez adentrados en México, la gran mayoría de estos migrantes se han dirigido a la ciudad de Tijuana y Mexicali, pues su objetivo era pedir asilo en Estados Unidos, dadas las condiciones sociales desfavorables que existen actualmente en Haití, derivadas, en gran medida, de los desastres naturales que han afectado este territorio en los últimos años. Según indican los citados informes, una parte considerable de estos migrantes ha, efectivamente, cruzado a dicho país. Sin embargo, los cambios en las políticas públicas 94 Como se muestra en el párrafo anterior, el fenómeno social que representó este evento migratorio coyuntural ha sido objeto de estudio emergente desde diferentes instituciones y desde diferentes disciplinas y perspectivas analíticas en los dos últimos años de estudio. De ahí que, con la finalidad de conocer la problemática social que se evidenciaba tras los primeros meses de la llegada masiva de haitianos a Tijuana, algunos alumnos del Colef, dirigidos por la doctora Araceli Almaraz, hemos iniciado el proyecto titulado Archivo Oral de Migración, con el cual se recabaron 17 testimonios sobre las trayectorias migratorias experimentadas por el mismo número de migrantes haitianos que en ese momento se encontraban albergados en el Comedor Salesiano Padre Chava y, posteriormente, en el Campamento-Refugio San Juan Bosco4. Esto ha permitido, en un primer momento, 4 En el siguiente link se puede consultar un poco más sobre la creación de este Campamento-Refugio, misma que resulta de la coyuntura migratoria que se describe: 95 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E conocer las motivaciones y trayectorias seguidas por estos individuos migrantes hacía su objetivo final, el cual, es -y sigue siendo, en la mayoría de casos- llegar a Estados Unidos, para trabajar y vivir de manera legal, situación que les permitirá obtener un mejor nivel de vida para ellos mismos, así como para los miembros de su familia que se han quedado en Haití o que los esperan del otro lado de la frontera. Recabar estos testimonios ha implicado la realización un acercamiento de tipo etnográfico, durante el cual hemos fungido como voluntarios para las tareas que nos eran asignadas por los dirigentes de las citadas instituciones. En un segundo momento, el proyecto ha posibilitado el desarrollo de talleres para la enseñanza de inglés básico -2016- y, posteriormente, español básico 2018-; este último en articulación con Espacio Migrante, una asociación civil que ha surgido en la coyuntura que aquí se describe. que componen el proyecto acordado entre el Colef y la CNDH, particularmente. No obstante, me parece de similar importancia analizar y comprender, desde un enfoque socio-cultural, como el de Pierre Bourdieu, el proceso de incorporación, permanente o temporal, de los individuos haitianos en el espacio social tijuanense. De ahí que, con esta propuesta pretenda abonar a la problematización de la dimensión cultural que, por medio de principios distintivos, organiza el desplazamiento de los individuos y grupos que participan en el espacio social tijuanense, a partir de valoraciones simbólicas asociadas a las nociones de raza y etnia, lo cual ha parecido pertinente no obviar ni abonar a su ocultamiento. OBJETIVO DEL TRABAJO Me parece necesario remarcar la importancia mayúscula que ha representado conocer la caracterización del grupo de individuos haitianos, pues esto ha permitido, en primera instancia, apoyar a su incorporación en términos legales, laborales, económicos, educativos y de salud, gracias al trabajo realizado por el equipo de investigadores https://www.colef.mx/noticia/nuevo-proyecto-salesiano-tijuanacampamento-refugio-san-juan-bosco/ 96 Este capítulo, entonces, trata menos sobre los individuos migrantes en sí, y más sobre los individuos que componen el “espacio de relaciones” (Bourdieu, 1997) al cual se incorporan los primeros, es decir, el espacio social tijuanense. Toda vez que, de manera más implícita que evidente, se ha tratado de mostrar y proyectar, en los medios de comunicación, redes sociales, e, incluso, en documentos académicos, a una “comunidad tijuanense” “abierta” y “tolerante” hacia los citados migrantes. Es necesario precisar que, con este trabajo no se pretende enunciar ningún tipo de pronunciamiento ético, ni prescriptivo, lo cual, evidentemente, sobrepasaría la función científica; lo que sí se busca es evidenciar una realidad social que parece reproducir, de forma eufemizada, ciertos principios de diferenciación y dominación simbólica que pueden considerarse superados 97 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E o disminuidos, incluso inoperantes, en el espacio social tijuanense. Según este autor, las “estructuras objetivas” operantes en un espacio social específico existen más allá “de la conciencia y de la voluntad” de los individuos que participan en él, además de tener la capacidad de “orientar y coaccionar sus prácticas o sus representaciones” (ídem). El carácter constructivista de la perspectiva bourdiana, por consiguiente, obedece a la afirmación de que las estructuras objetivas y simbólicas que organizan el espacio social, y con ellas el funcionamiento, lógica y reglas específicos, son construidas -y re-construidas- a lo largo de la historia social de dicho espacio de relaciones, o sea, que tienen “una génesis social” (ídem), lo cual denota el carácter arbitrario -y no natural- de su origen, como lo señala este autor francés en otro texto (Bourdieu, 2000). Ante la variedad de lecturas que se han hecho de la teoría bourdiana, a continuación, me permito precisar la manera en que entiendo el planteamiento sociológico de este autor francés, mismo que, haciendo eco del epígrafe con el que he iniciado, haría falta seguir para alcanzar el objetivo recién propuesto. Valga señalar que, si bien, la médula que sostiene el contenido de este trabajo proviene, efectivamente, del pensamiento estructuralistaconstructivista de Pierre Bourdieu, esto no implica una limitación a las categorías que este autor francés desarrolló, pues no he dudado en hacer uso de otras reflexiones teóricas provenientes desde diversas áreas de las ciencias sociales, como se verá posteriormente. ENFOQUE CONSTRUCTIVISTAESTRUCTURALISTA: FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO DE PIERRE BOURDIEU Con el fin de comprender los razonamientos de Pierre Bourdieu, es necesario empezar por recordar que, al caracterizar su perspectiva teórico-epistemológica como estructuralista, el autor refiere a que el mundo social funciona y se organiza por la existencia de estructuras objetivas y simbólicas, producto de la historia social, las cuales establecen la lógica y reglas específicas para el desplazamiento y acción de los individuos y grupos que integran el espacio social (Bourdieu, 2000:127; 2002). 98 Para designar el lugar donde tiene lugar lo social, es decir, toda relación entre instituciones, grupos e individuos, Bourdieu (1997) utiliza dos categorías, cada una con diferentes alcances analíticos, a saber, campo y espacio social. Según mi lectura la noción de campo se diferencia de espacio social, en la medida que la primera es una dimensión delimitada de la segunda, con un funcionamiento, lógica y reglas que le son específicos y relativamente autónomos -eg. campo artístico, campo político, campo religioso, campo educativo-. No obstante, ambas nociones contienen, en su definición, un principio relacional y la distribución desigual de capitales y poder, evidenciados por Bourdieu. Para los fines de este trabajo, los cuales se enmarcan en un “espacio de relaciones” 99 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E amplio (ídem), como lo es el existente en la Ciudad de Tijuana, y no en un campo específico ubicado en el mismo, acudiré solamente a la noción de espacio social. Por lo cual me permito evocar la siguiente cita donde Bourdieu define lo que entiende por espacio: trabajo. Una vez establecida mi lectura de esta noción, el lector podrá entender que con espacio social tijuanense aludiré al sistema de relaciones entre individuos, grupos e instituciones que participan en la delimitación geo-política de la Ciudad de Tijuana. Siguiendo la lógica bourdiana, la organización de este espacio de relaciones, además de haber sido instituida históricamente, está sustentada en la distribución desigual de los recursos materiales y simbólicos -capitales- que definen la posición de los individuos y grupos que en él participan5 (Bourdieu, 1997:47). La posición ocupada por un individuo, grupo o clase, entonces, condiciona su posibilidad de acción, pues ésta es siempre relativa con respecto a las demás La noción de espacio contiene, por sí misma, el principio de una aprehensión relacional del mundo social: afirma en efecto que toda la “realidad” que designa reside en la exterioridad mutua de los elementos que la componen. Los seres aparentes, directamente visibles, trátese de individuos o de grupos, existen y subsisten en y por la diferencia, es decir en tanto que ocupan posiciones relativas en un espacio de relaciones que, aunque invisible y siempre difícil de manifestar empíricamente, es la realidad más real (el ens realissimum, como decía la escolástica) y el principio real de los comportamientos de los individuos y de los grupos. (Bourdieu, 1997, p. 47) Entiendo que espacio social, entonces, representa una categoría amplia que permite analizar las relaciones de poder, distribución de capitales, estrategias de los agentes, etc., en una delimitación que debe ser establecida por el investigador, es decir, se puede hablar de un espacio social a nivel mundial, grandes regiones o nacional -en el marco de estudios de orden internacional o nacional, por ejemplo-; del mismo modo se pueden hacer delimitaciones regionales dentro de un país -como es el caso de los estudios fronterizos o los del noreste de México-; así, hasta llegar al estudio de ciudades, como es el caso de este 100 5 Bourdieu (2001, 2007) ha desarrollado toda una economía del espacio social con la cual identifica tres formas básicas de recursos materiales y simbólicos que se encuentran distribuidos en el mismo y que son adquiridos por los individuos durante el proceso de socialización y desde su posición específica: el capital económico (dinero, propiedades y otros bienes); el capital social (familia, amistades, conocidos de los cuales el individuo puede echar mano para conseguir beneficios o mejorar su posición); y el capital cultural (conocimientos, habilidades, técnicas y aptitudes desarrolladas e incorporadas). Existe, además, una dimensión que atraviesa estas tres formas de capital y que, al ser reconocidas por los demás integrantes del espacio social, atribuyen al individuo o grupo el valor simbólico correspondiente, a saber, el capital simbólico (Bourdieu, 2001, 2007). Si bien, los capitales económico y cultural parecen ser los principales condicionantes que definen la posición de los individuos y grupos (Bourdieu, 2007, 2001, 1998, 1997), es su dimensión simbólica la que posibilita el ejercicio de dominación de unos sobre otros. Dado que las distinciones sociales sustentadas en principios raciales posibilitan la dominación, será la noción de capital simbólico lo que me ayude a desarrollar lo subsecuente. 101 D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A cual se está cuestionando las distinciones filosóficas intelectualistas entre categorías lógicas y valores éticos, por un lado, y entre cuerpo e intelecto por otro. O lo que es lo mismo: se está superando las distinciones de la psicología tradicional entre lo intelectual, lo afectivo y lo corporal. (Giménez, 1997, p. 6) posiciones existentes en el espacio social en un momento dado. Ahora bien, la estructuración específica que opera en un espacio social, como el tijuanense, es, a su vez, estructurante, ya que es incorporada por los individuos de forma diferenciada, mediante el proceso particular de socialización que ha experimentado en su trayectoria vital; este proceso, por su parte, está condicionado por la posición relativa ocupada por estos individuos en dicho espacio social (Bourdieu, 2007). La incorporación de lo social, a nivel individual, es constitutivo de lo que Bourdieu define como habitus, el cual es definido como un “sistema de disposiciones” generador y orientador de las prácticas y representaciones del individuo. Es decir, es a partir de este sistema de disposiciones que el individuo percibe, aprecia y actúa en relación a otros individuos, grupos y objetos que existen en el mundo social (Bourdieu, 1995). Así, se entiende que el habitus es una categoría que permite analizar, de manera integral, la articulación de los razonamientos, preceptos morales, expresiones corporales, orientaciones y preferencias de un individuo, como lo señala Giménez: El habitus tiene un carácter multidimensional: es a la vez eidos (sistema de esquemas lógicos o estructuras cognitivas), ethos (disposiciones morales), hexis (registro de posturas y gestos) y aisthesis (gusto, disposición estética). Esto quiere decir que el concepto engloba de modo indiferenciado tanto el plano cognoscitivo, como el axiológico y el práctico, con lo 102 Por otro lado, y evadiendo deliberadamente el debate sobre el individualismo6 metodológico (Lahire, 1999, 2006, 2017) -el cual sobrepasaría el objetivo de este trabajo-, es importante señalar que aquí se entiende al individuo como un agente social -en el sentido bourdianocuya trayectoria vital individual produce un sistema de disposiciones específico, sin que esto exima la evocación de clases sociales. Sin embargo, éstas últimas son entendidas, no desde los preceptos materialistas, sino como: Conjuntos de agentes que, por el hecho de ocupar posiciones similares en el espacio social (esto es, en la distribución de poderes), están sujetos a similares condiciones de existencia y factores condicionantes y, como resultado, están dotados de disposiciones similares que les llevan a desarrollar prácticas similares. (Bourdieu, 2001b, p. 110) Así, esta noción integrada de individuo permite denotar la irreductibilidad de cada trayectoria vital y, con ello, el 6 Esta discusión la he abordado en los apartados teórico y metodológico de mi tesis de maestría, titulada: De ópera, mole y pozole. Una aproximación a la construcción del gusto musical en Tijuana. (Castro-Miranda, 2018). 103 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E siempre particular sistema de disposiciones incorporado durante la misma; la perspectiva bourdiana autoriza, a la vez, entenderlo como un agente que, a través del habitus incorporado, desde su posición social, puede accionar, percibir, valorar y comprender el mundo social y, con ello, a las personas, grupos y cosas que en él existen. Así mismo, la categoría clase permite entender que, si bien hay disposiciones o comportamientos compartidos por un grupo de personas -como las reacciones frente a los migrantes haitianos-, éstas responden a las condiciones relativamente similares atravesadas en el transcurso de su trayectoria vital en un espacio social donde se desenvuelven desde posiciones que son, de igual manera, relativamente similares. reestructuración de las lógicas y funcionamiento del espacio social, accionando a partir de sus disposiciones incorporadas (Giménez, 1997; Bourdieu, 2007, 1992). Estableciendo distancia con algunas lecturas deterministas que se han hecho a lo propuesto por Bourdieu, me permito precisar que, entiendo -a la vez que considero que así lo plantea originalmente Bourdieu- a los individuos y grupos como condicionados por las estructuras existentes en el espacio social, más no determinados o atrapados trágicamente en un destino fijado por el funcionamiento y reglas del mismo. Siguiendo la lógica bourdiana, se entiende que la acción de los individuos y grupos es ejercida en una relación dialéctica entre la estructuración del espacio social -constituida históricamente- y el habitus -producto de la historia individual-. Es una relación dialéctica porque las estructuras objetivas, socialmente constituidas, condicionan la acción del individuo o grupo, a la vez que estos últimos pueden participar en la 104 LO RELACIONAL Y FUNDAMENTO DE LA INDIVIDUOS Y GRUPOS RELATIVO DISTINCIÓN COMO ENTRE Todo espacio social comporta, en su naturaleza relacional y relativa, un sistema de clasificación y división que, sustentado en la posición ocupada por los individuos y grupos, organiza las jerarquías sociales (Bourdieu, 1997). Este sistema de clasificación es incorporado por los individuos que en él participan, bajo la forma de principios de percepción y división a través de los cuales perciben y valoran a los demás individuos, grupos y objetos existentes en el espacio social (ídem), lo cual remite, evidentemente, a pensar este sistema de clasificación como una dimensión del habitus y, por lo tanto, remarcar que su incorporación individual es siempre relativa, pues se realiza desde posiciones específicas, como ya he descrito anteriormente. Dado que el volumen de los capitales es el que define la posición de privilegio o desventaja, de dominación o sumisión, será la lucha por los mismos lo que siempre esté en juego dentro del espacio social, pues el individuo o grupo privilegiado buscará conservar su posición, a la vez que aquel que se encuentra en desventaja procurará mejorarla (Bourdieu, 2007, 1997). En ese sentido, viene a 105 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E bien recordar que, en La distinción, Bourdieu (1998) demuestra que el gusto, entendido como esquema de disposiciones por medio del cual los individuos orientan sus preferencias -alimenticias, artísticas, de vestimenta, de actividades, entre otros-, funciona como un mecanismo por medio del cual los individuos se distinguen unos de otros simbólicamente. Esta obra, además de ofrecer un análisis taxonómico de la economía del consumo cultural, ha permitido comprender que en el mundo social existe un principio de distinción que, entre otras cosas, posibilita el mantenimiento o mejora de la posición ocupada en el espacio social, de ahí que se un sustento imprescindible para este trabajo. simbólico, lo cual implica que también funcionan como condicionantes para la definición de la posición ocupada por un individuo o grupo en un espacio social. Ahora bien, que un individuo o grupo pueda distinguirse, implica, por un lado, el auto-reconocimiento de la posesión de ciertos “atributos”, los cuales, deben ser reconocidos y valorados por los otros individuos o grupos que participan en el espacio social (Giménez, 2009). A esta representación que un grupo o individuo tiene sobre sí mismo Giménez la llama identidad (ídem) y, en el marco de este trabajo, los atributos reconocidos y valorados en el espacio social, en relación a la auto-identificación o las identidades asignadas a otros, serán entendidos como atributos identitarios. Me interesa subrayar que, estos atributos identitarios comportan valoraciones simbólicas asignadas en el proceso histórico de estructuración del espacio social que se analice, -en este caso el tijuanense-; y es por dicha valoración simbólica que entiendo atributos identitarios como una forma de capital 106 Para fines analíticos, es necesario tener en cuenta que los atributos identitarios, por su naturaleza formal, pueden ser, según Giménez: de “pertenencia social” -género, clase social, origen étnico, origen geográfico, etc.-; caracterológicos, en una dimensión individual inteligente, puntual, honrado, por ejemplo- y otra relacional -abierto, respetuoso, “tolerante”, entre otros-; el “estilo de vida”, fuertemente relacionado con lo “hábitos de consumo”7; el capital social; y su trayectoria vital misma (Giménez, 2009, pp. 14-16). De los anteriores, me interesa retomar, por un lado, la noción de atributos por pertenencia social para problematizar, desde la perspectiva que sigo, la valoración simbólica que se asigna al color de piel y al origen geográfico y étnico; y, por otro lado, la noción de atributos caracterológicos, en su dimensión relacional, para problematizar las reacciones de los individuos y grupos tijuanenses desde el capital simbólico que les puede retribuir el mostrarse como “tolerantes”, “abiertos” a la diferencia, cosmopolitas, etc. Para poder continuar con la exposición de este trabajo, es necesario explicitar dos nociones que he venido utilizando sin hacer la definición correspondiente, estás son: forma y 7 Esto he podido estudiarlo en mi tesis de maestría, titulada De ópera, mole y pozole. Una aproximación a la construcción del gusto musical en Tijuana. Castro-Miranda, Roberto (2018), El Colegio de la Frontera Norte. 107 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E valoración simbólica. Ya he señalado antes que no ha hecho falta hablar de raza para que las distinciones a las que alude dicha noción continúen operando en diferentes espacios sociales; del mismo modo he tratado de remarcar el hecho de que toda significado, idea o práctica opera de manera particular en cada espacio social, además de ser incorporada de manera siempre relativa por cada individuo, según su posición social. Ante la necesidad de analizar esas producciones simbólicas, la noción de forma resulta altamente operativa; y es recuperando los fundamentos teóricos propuestos, primero por Simmel (1989), y posteriormente por Thompson (2002), que se puede articular este concepto con la perspectiva estructuralista-constructivista que he venido describiendo. Así pues, para Simmel, forma refiere al medio por el cual la vida8 se manifiesta, un “armazón” que pretende contener la cosmovisión y las prácticas culturales propias de una sociedad inserta en un contexto histórico específico (Simmel, 1989, pp. 315-316); por su parte Thompson (2002, p. 203), alude con formas simbólicas a “las acciones, los objetos y las expresiones significativos de diversos tipos” emergidos en “contextos y procesos estructurados socialmente”. Articulando ambas definiciones, aquí utilizaré forma para referir a los productos culturales -entendiendo cultura como estructuras simbólicas, en el sentido bourdiano-, es decir, a la objetivación e institucionalización de significados construidos socialmente. Esta producción puede presentarse de manera material, como es el caso de las obras artísticas, las publicaciones científicas, programas televisivos, fiestas tradicionales, por poner algunos ejemplos; o puede presentarse de manera inmaterial, meramente simbólica, como lo son los conocimientos transmitidos de generación en generación, las ideologías, así como también los significados que en un espacio social se le otorga a las personas y a las cosas. 8 Como ya he señalado en otro trabajo (Castro-Miranda, 2018) para Simmel, la vida representa “un devenir incesante”, un continuo que se materializa en formas particulares, a las cuales, por cierto, nunca consigue ajustarse. La vida y la forma, según Simmel, son interdependientes, pues la primera necesita de la segunda para manifestarse, y la segunda depende irremediablemente de la primera para adquirir sentido, puesto que lo que representa es precisamente una forma particular de vida. La vida, sin embargo, al estar en constante desarrollo no puede ser contenida en una forma de manera permanente, pues tan pronto como se le haya capturado estará buscando otro medio diferente de manifestarse, es decir, otra forma (Simmel, 1989, p. 316-329). 108 Por otro lado, con valoración simbólica se alude al “proceso mediante el cual los individuos que producen y reciben las formas simbólicas les asignan cierto “valor simbólico” (Thompson, 2002:229-230). Y es aquí donde comienzo a despegarme del nivel de abstracción en el que he mantenido -a propósito- este apartado, con el fin de ejemplificar la relación forma-valoración simbólica con respecto al objeto para el que se construye esta propuesta teórica. En ese sentido, primero quisiera señalar que entiendo forma como una categoría que puede tener diferentes niveles o grados de análisis, dependiendo el objeto específico de estudio. Así, por ejemplo, de raza, entendida como una forma que contiene la “idea de un 109 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E linaje, un grupo de individuos que tienen algo en común a través de un vínculo genealógico” (Wade, 2014:38), pueden derivarse formas más específicas, como lo son por sí solas las ideas concernientes al individuo negro, blanco, mestizo, europeo, asiático, latinoamericano, francés, mexicano, estadounidense, oaxaqueño, regiomontano o tijuanense, sólo por poner algunos ejemplos. En segundo lugar, estas formas específicas tienen siempre un origen concreto -el cual no siempre es posible identificar con precisión-, pero la reapropiación y valoración de las mismas en otros espacios sociales y momentos históricos hacen que el contenido pueda tener sentidos y valores distintos, pues, siguiendo el enfoque relacional-relativo que ya he expuesto, en cada espacio se otorgará a la forma un sentido y un valor a partir de la estructuración e historia específicas; así como cada individuo incorporará el contenido de esa forma y asociará un valor a la misma a partir de su sistema de disposiciones -habitus- particular (Thompson, 2002). aspecto relativo del sentido dado a una forma en un espacio social determinado, el cual sería irreductible al sentido dado en otro espacio social; como igualmente irreductible sería la apropiación individual de esa misma forma por un individuo perteneciente al campo de las ciencias sociales en un espacio social específico, en relación a un individuo perteneciente al campo manufacturero del mismo espacio social, pues cada uno apropiaría dicha forma desde su particular manera de ver la vida, es decir, desde los principios de percepción y división incorporados de manera desigual, y por consiguiente, singular. El lector podrá pensar que, con los ejemplos utilizados, equiparo forma con significado -en el sentido saussurianoy en buena medida tiene razón. Sin embargo, considero que la categoría forma permite salir del análisis propiamente lingüístico y entender un significado, desde la perspectiva estructuralista-constructivista aquí descrita, como una construcción social, como un producto generado en la historia de la relación desigual entre individuos y grupos que ocupan diferentes posiciones en el mundo social; permite, además, tener siempre en cuenta el 110 La perspectiva teórico-epistemológica, así como las categorías fundamentales hasta aquí descritas, pueden bien considerarse un aparato heurístico básico para el estudio de una gran diversidad de temas que abordan la desigualdad social, como el trabajo que he realizado anteriormente (Castro-Miranda, 2018); pero, para vincular esta base teórica con el objeto de estudio que nos ocupa, en la siguiente sección articularé algunos preceptos teóricos desarrollados por Trouillot (2011) y otros autores. EL ELOGIO Y LA “APERTURA” MECANISMOS DISTINTIVOS COMO El trabajo crítico desarrollado por el antropólogo haitiano Michel-Rolph Trouillot le ha llevado a identificar y denunciar un tipo de mecanismo por medio del cual se halaga a la diferencia, se le reconoce y se le acepta, sin 111 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E que esto implique un desvanecimiento de las estructuras que perpetúan la desigualdad social: el elogio a la otredad. Sin embargo, según sugiere este autor, este mecanismo es producto de un proceso histórico muy amplio denominado modernidad, durante el cual aquello que él llama Atlántico Norte -occidente, incluido Estados Unidos- se instaura como una verdad a partir de la cual se construye al otro, es decir al no blanco, y no poseedor de los atributos que caracterizan al ideal del hombre occidental (Trouillot, 2011)9. Este elogio, sin embargo, es considerado por el autor como un mecanismo con el cual el individuo, al elogiar al otro, es retribuido y reconocido por su -supuesta- apertura y aceptación del otro, de ahí que el elogio se haga explícito: individuo occidental, sino también de aquellos occidentalizados, o debería decirse, aquellos que han sido tocados por la mano del occidental, del “civilizador”. Ahora bien, ser “abierto”, ser “tolerante” y tener el poder de elogiar, implica el auto-reconocimiento de estar en una posición más privilegiada que aquel al que se elogia y tolera; implica aceptar que los atributos propios tienen mayor valor simbólico que los del otro. Trouillot (2011) sostiene que, quien ha tenido el poder de elogiar al menos privilegiado, al otro, ha sido el hombre blanco occidental; ha sido él quien ha tenido que “aceptar”, al negro, al mestizo, al oriental, al “ignorante”, a la mujer, al homosexual, al que escucha música popular, y todo aquel construido como otro. Aún si aceptamos o rechazamos la diferencia, especialmente cuando decimos acogerla, nos valoramos públicamente por hacerlo y esperamos que los demás tengan una opinión similar […] Usualmente el premio sobre la diferencia toma una forma doblemente halagüeña -alabanza del Otro y del yo que lo alaba(Trouillot, 2011:138-139) Cruzar las reflexiones de Trouillot con las de Bourdieu, entonces, permite entender que los individuos que actualmente componen el espacio social tijuanense porque es nuestro ejemplo- se enfrentan ante estructuras simbólicas, históricamente construidas, que establecen las valoraciones simbólicas de los atributos identitarios teniendo como referencia de mayor valor al individuo dominante, es decir, el hombre blanco occidental. De tal forma que los atributos asociados con éste individuo detentan el mayor valor simbólico y los atributos del otro son fijados a partir de diferentes factores, en relación con la cercanía o lejanía con los atributos del individuo o grupo dominante. Si elogiar, mostrarse como “tolerante” y/o “abierto” son atributos altamente valorados en el mundo social actual, es comprensible que el individuo El elogio al otro y, con eso, a sus atributos -vistos como diferencias-, a su cultura, a sus expresiones artísticas y prácticas no hacen, según el autor, más que encerrarlo cada vez más en el “nicho” que se le ha asignado en relación al Atlántico Norte. El elogio no es exclusivo del 9 No está de más señalar que Trouillot (2011) denuncia la tarea de construcción del “nicho del Salvaje” no hubiera sido posible sin el desarrollo, a la par, de la antropología como ciencia social. 112 113 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E dominado, en su afán de mejorar su posición, intente adquirir dichos atributos identitarios de orden caracterológico. siempre distinta en cada dimensión del mundo social y, por supuesto, en cada individuo o grupo que participan en dicha dimensión. De tal modo que, el valor simbólico otorgado al color de piel “blanco”, “negro”, “moreno”, etc. en un contexto como el de París no es el mismo que se le otorga en Nueva York, la Ciudad de México o Tijuana, ya que cada uno de estos espacios sociales han sido estructurados en complejos y particulares procesos históricos; así como cada proceso de socialización individual habrá derivado en sistemas de visión y división -habitus- específicos que otorgarán un valor simbólico particular a los mismos atributos, aun cuando determinados individuos se desenvuelvan dentro del mismo espacio social. Hasta aquí he expuesto sólo una parte de mi propuesta, y ésta no alcanza a responder cómo, en un espacio social compuesto, cada vez más, de individuos que se muestran como tolerantes, abiertos¸ respetuosos de la diferencia, cosmopolitas, persisten aún las desigualdades sociales hacia los mismos grupos e individuos. El siguiente paso, considero, es analizar cómo se han construido específicamente las estructuras simbólicas que organizan el espacio social a partir de principios raciales, y a eso dedicaré la siguiente sección. RAZA COMO FORMA Y SU APROPIACIÓN EN MÉXICO Cuando he hablado de raza como una forma, ha quedado manifiesto, con ello, que aludía a una producción social, de tal modo que no son el color de piel, ni el color y/o tipo de cabello, ni las facciones, etc. reconocidos en un individuo los que detentan un valor “naturalmente” asignado, sino que el valor simbólico asignado a estos atributos ha sido producido, reproducido, transformado y/o reapropiado, social e históricamente, en delimitaciones del mundo social siempre específicas. Insistiré, además, en que no se debe dejar de atender el hecho de que la valoración simbólica hacia determinado atributo reconocido en un individuo o grupo opera de manera 114 Para entender cómo se han construido las estructuras que operan en un espacio social, como el tijuanense, desde la perspectiva bourdiana, es imprescindible pensar en el desarrollo histórico del mismo, es decir, estudiar las condiciones en las que se fue conformando como espacio social. Ante esta tarea, se podría empezar por estudiar las condiciones dadas antes, durante y después de la colonización española en el territorio mexicano; estudiar los grandes sucesos coyunturales, por ejemplo, la Independencia, la pérdida de una gran parte del territorio mexicano que fue anexado a Estados Unidos y la Revolución. Del mismo modo, es necesario estudiar cómo han afectado está estructuración los procesos globales de los que ha formado parte o que simplemente ha sido testigo, pero que definitivamente han repercutido en 115 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E influencia ideológica, debido, sobre todo, a la nunca abandonada aspiración de asemejarse al colonizador, al occidental. Por último, es indispensable problematizar esta estructuración histórica en relación a la cercanía de este espacio social con el estadounidense, pues, evidentemente, esto tiene implicaciones simbólicas de alta importancia, ya que se trata de la confluencia de dos espacios sociales, estructurados de manera altamente desigual en relación de uno con el otro. mismas que han operado en diferentes espacios sociales, así como diferentes momentos históricos. Una de las reflexiones más importantes que han producido estos autores sobre el caso mexicano específicamente, ha sido lo referente al proceso de introducción, en el discurso público y en las prácticas cotidianas, de la noción de lo mestizo, como atributo identitario de la mexicanidad nacionalista promovida a partir del proceso independentista y que ha tenido su mayor auge en la etapa post-revolucionaria de principios del siglo XX. Por medio de una intensa definición política de tipo nacionalista y un fuerte movimiento artístico que participaba en la producción y reproducción de esos mismos discursos, haciendo uso de diferentes medios expresivos (Urías, 2013; Pérez, 1999), en México se fue se introduciendo y sedimentando la noción del mestizo como identidad genérica del individuo mexicano, representándolo como producto de la mezcla cultural y biológica entre los nativos del territorio ocupado por México, así como de los colonizadores españoles y los esclavos de origen africano traídos por los mismos colonizadores (Moreno, 2010, 2015; Hoffmann, 2008; Gall, 2004). Por otro lado, algunas propuestas (Bhabha, 2003, Delgado, 1999; Anzaldúa, 1999) sugieren pensar al individuo que participa en un espacio social fronterizo como inmerso en una identificación liminal o una noidentificación, cuya lógica llevaría a pensar que el individuo tijuanense no se reconoce completamente como mexicano, pero tampoco se reconoce completamente como estadounidense. Por mi parte, me permito sugerir que este individuo sí se reconoce como mexicano, pero aspira a ser estadounidense, ser occidental, ser blanco, en el sentido de blanquitud que desarrollo más adelante. Ahora bien, en México el tema de la raza -y el racismo- ha sido estudiado desde diferentes perspectivas, por diferentes autores, como lo ha hecho notar Moreno (2016) en su profunda revisión de publicaciones que han abordado el tema. En la mayoría de los trabajos revisados por esta autora, así como a los que he acudido para fundamentar este trabajo, se ha privilegiado el estudio de la trayectoria histórica de las nociones que contienen principios raciales, como lo son raza, etnia y cultura, 116 Si de nuevo se articula las reflexiones de Bourdieu y Trouillot para analizar esta construcción del mestizo en México, se puede identificar, sin mucha dificultad, aquella aspiración de ser el individuo blanco occidental de la que ya he hablado. Si se es mestizo, no se es indígena y tampoco negro, y ante el valor simbólico asociado con ambos orígenes, el individuo mexicano parece preferir 117 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E “distanciarse” de esas raíces. En cambio, la relación del mestizo con lo blanco, con lo europeo, es diferente, pues como lo es a nivel global- la blanquitud occidental sigue siendo dominante. Siguiendo a Echevería (2010), entiendo que la blanquitud no alude sólo al color de piel, rasgos físicos y tipos de cabello -aunque estos atributos continúen siendo valorados positivamente-. La blanquitud representa la máxima posición de privilegio, en el sentido económico, social y cultural; por consiguiente -y como toda representación racial-, la blanquitud conlleva una serie de atributos que la caracterizan y que son valorados simbólicamente de forma positiva, entre ellos están: ciertas prácticas recreativas, artísticas y deportivas; un tipo de alimentación específico y maneras propias de comer; las formas de usar el cuerpo -posturas, modo de caminar, ademanes; los usos de la lengua -vocabulario, fraseo, entonación, articulación-; las maneras “correctas” de relacionarse con el otro -tolerante, respetuoso, abierto, educado, caritativo-, cualidades que son producto de la “cultivación” de la que han sido acreedores. un individuo que, aunque posee piel blanca, cabello rubio y ojos de color claro, no expresa un habitus -corporal, caracterológico y lingüístico- que corresponda con la noción amplia reconocida de blanquitud. De tal manera que, se es “completamente” blanco cuando los rasgos fisonómicos más valorados van acompañados de una pertenencia a la cima del espacio social, además de llevar un estilo de vida y poseer aquellos atributos caracterológicos que también son valorados en términos positivos. Un ejemplo que ilustra claramente la representación de la blanquitud más allá del color de piel para ciertos sectores sociales en México es la noción del “güero” o la “güera” “de rancho”, con el cual se alude a 118 ELOGIO Y RACIALIZACIÓN Durante el siglo XX, particularmente en la etapa posterior a la segunda guerra mundial, el mundo occidental se sumió en una negación inducida de la raza como elemento diferenciador. Se evitaba cautelosamente utilizar esta noción en los discursos públicos y en los medios de comunicación, pues cualquier alusión o asociación con juicios raciales atraía la imagen del genocidio cometido en Europa, mismo que había movilizado una desaprobación global. Desde su posición como país en vías de desarrollo y con una participación cada vez más activa en las dinámicas globales, donde la comunicación y el intercambio de noticias, ideas y productos culturales circulaban más rápido, México se suma a la oleada de reflexión sobre la diversidad cultural, con la cual se pretendía mostrar que el trágico fin que afectó a la población judía, principalmente, había servido de reflexión y aprendizaje social. Los discursos académicos y políticos continuamente evocaban el reconocimiento de la heterogeneidad cultural; se modificaron las leyes de tal modo que reconocieran y “defendieran” lo diferente; se idearon políticas públicas que favorecieran la expresión cultural de los grupos antes marginalizados por las 119 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A mismas; en fin, cada vez más, quien era indígena, negro, mujer, no heterosexual, no católico, discapacitado, cholo y cualquier otro tipo de “minoría” antes no reconocida, era objeto a considerar para la implementación de políticas públicas. Se llega así al siglo XXI, donde pudiéramos pensar que tanta reflexión, tanto elogio a la diferencia, tanto debate académico, tanta política “inclusiva”, tanta promoción de lo multicultural, de lo diverso, derivaría en un efectivo desvanecimiento de la desigualdad y de las fronteras simbólicas que separan y jerarquizan el mundo social. Sin embargo, no ha sido así, las cada vez más inclusivas legislaciones y políticas, no parecen haber permeado en la misma dimensión hasta la práctica cotidiana, es decir, al día a día experimentado por individuos que se desenvuelven en el espacio social a partir de una posición definida por los capitales acumulados en el proceso de socialización. Lo que sí han logrado estas políticas es resaltar la diferencia, elogiarla y, con eso, mantener al otro en su “nicho” (Trouillot); o, como sugiere Bourdieu, ofrecer un respeto formal a las diferencias, sin que eso implique el desvanecimiento de las estructuras, principalmente simbólicas, que sostienen las desigualdades sociales: […] las “políticas culturales” dirigidas a los más desfavorecidos están condenadas a vacilar entre dos formas de hipocresía (como pone de manifiesto el trato que reciben en la actualidad las minorías étnicas, en particular los inmigrantes): por un lado, en nombre de 120 D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E un respeto a la vez condescendiente y sin consecuencias hacia unas particularidades y unos particularismos (culturales) en buena parte impuestos y padecidos, que de este modo acaban convertidos en algo elegido […] se encierra a los desposeídos en su estado y se omite ofrecerles los medios reales para realizar sus posibilidades mutiladas; por otro lado, se impopen universalmente (como hace la institución escolar en la actualidad) unas mismas exigencias sin preocuparse por distribuir con idéntica universalidad los medios de satisfacerlas, lo que contribuye a legitimar la desigualdad, que, simplemente, se registra y se rarifica ejerciendo para colmo, y a partir de la escuela, la violencia simbólica asociada a los efectos de la desigualdad real dentro de la igualdad formal. (Bourdieu, 1999:104) Esta cita me ayuda a dirigirme al final de este trabajo, pues expone -como he tratado que lo haga mi texto también- un conflicto entre estructuras sólidamente construidas a partir de la diferencia y nuevas estructuras formales -leyes y políticas- que poco pueden hacer para re-construir las primeras a partir de los principios de igualdad repetidos hasta el cansancio en los discursos jurídicos y políticos. Y, dado que, desde la perspectiva bourdiana, el funcionamiento del espacio social es incorporado por los individuos que lo componen, la estrategia individual de elogiar, mostrarse abierto y respetuoso ante la diferencia, con el fin de auto-atribuirse el capital simbólico que estos tipos de carácter atesoran, entran en conflicto con el sistema de clasificación 121 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E incorporado en el mismo espacio social, mismo que, como hemos visto, comporta principios de división fuertemente sustentados en la racialización. legales y de servicios sociales; ni la vigilancia y propuestas de los organismos institucionales que velan por los derechos humanos, han podido lograr que la incorporación del haitiano sea en términos de igualdad. Parece ser, además, que el individuo haitiano es mejor aceptado mientras su desenvolvimiento en el espacio social tijuanense coincida con la representación que se tiene de él. Sobre el haitiano, por ejemplo, se ha construido una representación que le atribuye el carácter de “trabajador”, pero este calificativo tiene poco que ver con la idea del doctor que trabaja en un hospital, o el profesor que labora en los salones de clase; tampoco hace referencia al arquitecto, al artista, al dentista, al abogado, al empresario; aunque muchos de ellos cuentan con preparaciones profesionales como estas e incluso experiencia de varios años en esas áreas laborales. Efectivamente, al haitiano se le pretende elogiar atribuyéndole dicho carácter “trabajador”, como cosa natural, como algo que es parte de su “esencia” haitiana; sin embargo, la realidad que acompaña a la representación del haitiano “trabajador” está asociada con la venta de dulces, frutas y otros productos en las calles, el lavado de autos, la carga de bultos, la construcción, la plomería, la carrocería, la jardinería, el servicio restaurantero, el empleo doméstico, la maquila, la cocina “exótica” e, incluso, el sexo-servicio y otros empleos que, en la economía laboral, detentan valoraciones simbólicas que retribuyen poco a la acumulación positiva de capital simbólico, lo cual permite mantener las estructuras CONCLUSIÓN Con el presente trabajo he tratado de proponer, teniendo como base las propuestas teóricas de Pierre Bourdieu, un marco analítico que pueda ser utilizado para pensar de manera estructural y crítica la incorporación de los individuos haitianos en lo que he llamado espacio social tijuanense, ya que considero que esta perspectiva permite explicar por qué después de tanta reflexión y denuncia con respecto a las desigualdades sociales, como aquellas de las que son víctimas los individuos haitianos, éstas se siguen manteniendo; incluso pareciera que las distancias entre posiciones de privilegio y las de desventaja se acrecientan. He sugerido, siguiendo a Trouillot y Bourdieu, que las estrategias de elogio a la diferencia, así como la supuesta apertura y tolerancia a los construidos como otros, obedecen más a un interés en incrementar el capital simbólico, que el ser reconocidos como “abierto” y “tolerante” pueden atribuirles. Ante esta realidad que se observa en Tijuana, parece evidente que ni el arduo esfuerzo hecho por las asociaciones civiles; ni los llamados a la “bondad” por parte de las instituciones religiosas; ni las medidas tomadas por los gobiernos federal, estatal y municipal para facilitar la incorporación de los haitianos en términos 122 123 R O B E RT O C A S T R O - M I R A N D A D I S T I N C I Ó N , R A C I A L I Z A C I Ó N Y E L O G I O . E L E M E N T O S PA R A P E N S A R L A I N C O R P O R A C I Ó N C U LT U R A L D E L A C O M U N I D A D H A I T I A N A E N E L E S PA C I O S O C I A L T I J U A N E N S E objetivas y simbólicas de desigualdad hacia el individuo haitiano. Arias, J., & Restrepo, E. (primer semestre, 2010). Historizando raza: propuestas conceptuales y metodológicas. Crítica y Emancipación, 3, 45-64. Por último, me permito enunciar que, no es mi intención, al sugerir lo anterior, dejar de reconocer el esfuerzo y las muestras explicitas de apoyo por una parte de la población tijuanense que respondió al llamado de ayuda emitido por las instituciones civiles y religiosas que ofrecían refugio, alimentación, servicios médicos u otro tipo de servicios básicos a las grandes cantidades de migrantes que llegaron a Tijuana principalmente durante la segunda mitad del año 2016. Tampoco interesa minimizar las medidas tomadas por instituciones locales y nacionales con la finalidad de favorecer, en un corto plazo, a la comunidad haitiana en términos de permanencia legal y acceso a los servicios sociales básicos. Sin embargo, la tarea sociológica obliga a pensar de manera siempre crítica todo tipo de fenómeno social, sobre todo aquellos que son menos evidentes y que terminan por reproducir, de forma eufemizada, la desigualdad social, como considero que es el caso. REFERENCIAS Bhabha, H. K. (2003). Culture's in-between. En S. Hall, & P. du Gay, Questions of cultural identity (págs. 53-60). London: SAGE Publications. Bokser, J. (2007). Reflexiones sobre un fenómeno difuso. A partir de la primera encuesta nacional sobre discriminación en México. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 49(200), 71-86. Bourdieu, P. (1990). El racismo de la inteligencia. En P. Bourdieu, Sociología y cultura (pág. 278). México, D.F.: Grijalbo. Bourdieu, P. (1990). Sociología y Cultura. México, DF.: Editorial Grijalbo. Bourdieu, P. (1997). Razones prácticas. sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama. Bourdieu, P. (1998). La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Madrid: Tauros. 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